Como ya sabemos, durante el embarazo ocurren profundos cambios a nivel hormonal, circulatorio, metabólicos, músculoesqueléticos, físicos y emocionales.
Algunos de los cambios que ocurren a nivel músculo esquelético, es el desplazamiento anterior del centro de gravedad, produciendo compensaciones como aumento de lordosis lumbar, cervical y cifosis torácica, todo esto para mantener la estabilidad y equilibrio.
Sumando a esto, el rol importante que juega la hormona relaxina, que permite mayor laxitud sobre los ligamentos y articulaciones, para poder preparar nuestro cuerpo al momento del parto. Sin embargo, las mujeres embarazadas tienen mayor probabilidad de presentar dolor y molestias sobre las articulaciones, pudiendo provocar lesiones en estas mismas.
Es por esto que, durante el acondicionamiento físico de la madre, además de movilidad articular, elongaciones, ejercicios de resistencia, equilibrio y coordinación, se incluya ejercicios de fuerza de manera moderada, para activar y fortalecer cierta musculatura que nos permita tener una mayor estabilidad articular y postural, modificando así dichas compensaciones, evitando posibles disfunciones en el periodo de gestación como en post parto.
También ha sido demostrado que el entrenamiento de fuerza dispuesto en circuito reduce la cantidad de insulina entre embarazadas con diabetes gestacional. Se intuye, por tanto, que puede resultar una herramienta eficaz en el control de la hiperglucemia y el riesgo de diabetes gestacional.
Por lo tanto, el ejercicio de fuerza durante el embarazo con supervisión de un profesional no traería ningún riesgo para la madre y el bebé, todo lo contrario!